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Pepe controlando las muestras. Foto: Javier |
La primera
acepción del término “mezclar” en el diccionario de la Real Academia Española
es “juntar, unir, incorporar algo con otra cosa, confundiéndolos”.
Esta definición se me antoja muy conveniente para sintetizar lo que el Mar
Mediterráneo representa para la fusión cultural de sus pueblos ribereños, la
experiencia de vivir y trabajar a bordo del Sarmiento de Gamboa y los objetivos
científicos que nos han impulsado a realizar esta campaña oceanográfica.
Hace más de 4000
años que surcan el Mar Mediterráneo sólidas embarcaciones capaces de conectar
las costas asiáticas, europeas y africanas que baña este imponente “mar entre continentes”.
Estas embarcaciones han sido un vehículo esencial para la mezcla, el mestizaje
cultural, forjando ese patrimonio inmaterial que hemos dado en llamar “cultura
mediterránea”.
El Sarmiento de
Gamboa, que navega estos días el Mar Mediterráneo, es un digno sucesor de
aquellas embarcaciones, contribuyendo a que esa mezcla, ese mestizaje cultural milenario, se perpetúe. A
bordo se hablan nada menos que nueve lenguas: castellano, catalán, gallego,
alemán, francés, holandés, japonés y ruso. ¿Que son sólo ocho? Es verdad, falta
una, precisamente la lengua franca que utilizamos para entendernos: el inglés…
aunque, reveladoramente, no sea la lengua nativa de ninguna de las 44 personas que
estamos embarcadas. A bordo convivimos, nos mezclamos, profesionales de la
navegación, la tecnología y la investigación marina. Hablamos lenguas
distintas, tenemos trayectorias profesionales y vitales diferentes. Todo ello,
bien mezclado, permite que podamos cumplir los objetivos que nos han traído
hasta aquí.
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En el laboratorio. Foto: Javier |
Estamos en el
Sarmiento de Gamboa para estudiar el efecto que la mezcla de masas de agua
tiene sobre la composición química y la abundancia, diversidad y actividad de
los microbios que viven en el Mar Mediterráneo, especialmente en las aguas de
más de 150 metros de profundidad, que nunca ven la luz del sol. Lejos de ser un
medio homogéneo, en lo profundo y oscuro del Mar Mediterráneo se mezclan aguas
que algún día tocaron la superficie en las Islas Azores (agua superficial
atlántica), en el Mar Levantino (agua intermedia levantina), en el Mar
Adriático y el Egeo (agua profunda del mediterráneo oriental) y en el Mar de
Liguria (agua profunda del mediterráneo occidental). Sobre porque las aguas de
superficie de lugares tan dispares terminan por mezclarse en profundidad conversaremos
otro día ¿Qué ocurre cuando dos masas de agua formadas en lugares diferentes,
que han “vivido” historias desiguales se encuentran, se mezclan? ¿Experimentan
también su propio “mestizaje cultural”? La campaña HOTMIX busca responder, entre
otras, a estas preguntas.
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