La vida a bordo comienza cada mañana con
un despertar de idas y venidas por los laboratorios, los pasillos y la cocina,
de gente desperezándose para poder llevar un día de trabajo, intenso para los
que venimos aprender y a entender este océano que nos rodea. Cada uno con
nuestra locura particular, con miles de botecitos por lavar, por etiquetar,
experimentos y rosetas por muestrear, datos por analizar, por graficar…en fin,
un ritmo frenético que nos roba la mayor parte de cada día y en la que
intentamos crear una rutina diaria que nos permita seguir adelante, motivados
por lo que hacemos y al mismo tiempo para poder tener ratitos libres y poder
hacer un poquito de vida social a bordo y no sentirnos tan solos en esta
lejanía con los nuestros.
Nuestra burbuja en medio del océano, en
el que se nos olvida con facilidad qué día de la semana es. (Sabemos que es
domingo porque sirven churros con chocolate en el desayuno). Reina el buen ambiente entre los
científicos, la Unidad Técnica Marina (Dani, Xavi, Alberto y Xoan), que tanto
nos “soportan” y la tripulación de a bordo, que tanto nos cuidan. Cada uno tiene su pequeño espacio de
trabajo, y aunque nos movemos de un lado para otro, apenas coincidimos,
inmersos en lo que debemos hacer en nuestro día a día. Más que coincidir, nos
encontramos por el camino. (Habría que poner un semáforo en las puertas y, ya
se sabe, el que sube por las escaleras tiene preferencia). Otro punto de encuentro es el muestreo de
la roseta…Una frase divertida o un chiste mientras la exprimimos más que
ordeñarla, o sentirte como el fiambre de un bocata entre la gente que tienes a
cada lado, cuando muestreamos al mismo tiempo la botella oceanográfica que nos
ha tocado, (siempre acabas con los pies mojados).
Una sesión de peli, o de yoga, o una
quedada por la noche para arrasar con lo que hay en la cocina. Una cervecita de
tertulia por el cumple de Marina o unos bailoteos por el cumple de Mar, en el
que el ambiente se crea gracias a unas luces estrambóticas y una bola de disco
a la que le faltan cientos de cristalitos. Se les hizo entrega de sus regalitos
correspondientes. Como no, a las dos le ha caído, como dice Javier, un
maravilloso jersey del “Zara”miento de Gamboa. Todo una exclusividad!).
Mi compi de camarote es Tere, a la que me
encanta ver haciendo sus estiramientos de yoga en el reducido espacio íntimo
que nos queda. Aunque la mayoría del día lo paso en un laboratorio-contenedor,
que compartimos Isa y yo (mi compi de piso, como yo la llamo). Allí, a oscuras
como en una cueva, con mis bacterias y picoplancton, e Isa con sus incubaciones
de respiración, aisladas del resto de la gente que trabaja en los demás
laboratorios, decidimos decorar y dar un poco de vida a “nuestro pisito”. Entre tanda y tanda
de muestras que se descongela o se espera por una incubación, hemos pasado una
hora divertida haciendo bricomanía para decorar ”nuestra fachada”… Comenzamos
por poner un banquito fuera para poder relajarnos unos minutos y disfrutar de
unos rayos de sol, seguimos dándole nombre de “Plaza Mayor” al espacio de
cubierta que queda libre y acabamos
poniendo un buzón (no permitimos dejar publicidad), un timbre (que no funciona
y hay que tocar la puerta) y una enredadera (que sus hojas empiezan a
amarillear por falta de atención y tiempo).
Seguramente, nuestros vecinos, Nau
y Nacho, que comparten otro
laboratorio-contenedor, les corroe la envidia, por ser el piso más mono de la
comunidad. Andrea, de la tripulación ejerció de cartera y nos trajo
“correspondencia certificada, con una orden de embargo de nuestro humilde
pisito a la llegada al Puerto de Las Palmas”. Fue una tarde muy divertida…esos
momentos no tienen precio…
Quien haya vivido una
experiencia similar a ésta en el que nos perdemos en medio de la nada,
entenderá que sientes que el mar te envuelve, y sabrá que cualquier anécdota
vivida o momento compartido (aún nos quedan muchas por vivir) se intensifica,
se magnifica, llegando a convertirse en recuerdos añorables que perdurarán con
el paso del tiempo
Mine
Bien es sabido por tod@s que la convivencia en espacios reducidos es conflictiva por naturaleza y también es sabido que los human@s tenemos un arma verdaderamente eficaz: la risa. Con Mine en la campaña la risa, empatía y buen rollito esta garantizada. Buena singladura!!!
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