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Filtrando y limpiando... |
Y es que por si no bastaba pasar mi
aniversario hasta las dos de la madrugada filtrando agua de mar (eso sí, con
ayuda de mis adorables compañeros, con fiesta incluida y el privilegio de tener
una roseta para mí sola como buen regalo de cumpleaños), a la hora de la fase
REM, también me dedico a filtrar agua (aunque en este caso desgraciadamente el
esfuerzo no se ve recompensado). Pero empecemos por el principio. Mi nombre es
Marina Zamanillo, soy doctoranda en el
Instituto Ciencias del Mar de Barcelona y para mí también es la primera
campaña oceanográfica en la que me veo inmersa.
Mi papel en esta campaña es filtrar agua de mar. Sí, sí, eso es. Dicho
así queda poco glamuroso, pero todo cambia al conocer los objetivos de dicha filtración.
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Pinxo en cubierta. Con Herman y Chie. Pep es el que pone caras raras... |
Por un lado se filtra diariamente el agua de mar
a distintas profundidades para el análisis del ADN de los microorganismos y poder
estudiar así la diversidad microbiana después de seleccionar y amplificar un
gen, el del 16SrRNA que es universal en todos los organismos y es usado como un
reloj biológico de la evolución: organismos más próximos evolutivamente lo
tienen más parecido que los organismos más separados., Por otro lado, en 5 días
puntuales llamados aquí “super mega
ultra días “ por la elevada carga de trabajo, se filtran, además, grandes
volúmenes de agua para un posterior análisis metagenómico. En estas muestras
vamos a extraer y secuenciar todo el ADN. Todas las moléculas de todos los
microorganismos que nos van a dar información sobre qué funciones pueden hacer
cada uno de los organismos del agua de mar. Y de paso servirá para acabar la
campaña con los músculos bien tonificados, ya que tengo que arrastrar por el
barco, arriba y abajo, bidones de 35 litros…
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Tomando el aire en proa. |
Y para qué serviran estas secuencias, le
pregunto a mi jefe a bordo, Pep Gasol. Y él me cuenta la historia de Brock y
Mullis. “Thomas Brock era un investigador como nosotros. Hacía ciencia básica,
fundamental. Su objetivo era incrementar nuestro conocimiento. En particular,
él trabajaba en conocer los límites de la vida. Había estado en Yellowstone,
donde sale agua hirviendo de las fuentes hidrotermales y los geisers. Con
esfuerzo y cuidado ponía portaobjetos en el agua a distintas temperaturas hasta
que encontró un organismo (al que le llamó Thermus
aquaticus) que crecía a 70° C. Un auténtico récord. Brock estudió las
condiciones que permitían la vida a esas temperaturas, aisló el organismo, lo
cultivó y publicó artículos científicos. Lo que hacemos nosotros, vaya (aunque
lo suyo tenía muchísimo mérito). Y aquí se terminó su parte, aquí se termina la
parte del científico que hace investigación básica (“saber por saber”). Años
más tarde un investigador de una empresa, Kary Mullis, buscaba una forma de
separar las hebras del ADN y conseguir que un enzima (Taq polimerasa) pudiera
replicar las hebras. De conseguirlo, se abriría la puerta a la biología
molecular. Pensando en el hecho de que a altas temperaturas el ADN separa sus
dos hebras, de repente se acordó del trabajo de Brock y provó a aislar la Taq
polimerasa de Thermus aquaticus. Lo
hizo y patentó un método (la PCR o reacción en cadena de la polimerasa) que se
usa millones de veces cada día en prácticamente todos los laboratorios
biológicos del mundo. Ganó el premio Nobel, y su empresa (y él) se hicieron
ricos. Pero sin el investigador básico que casi se quema en las fuentes
hidrotermales de Yellowstone, el invento no hubiera existido. Los
investigadores básicos y la investigación de saber por saber son necesarios
para que más adelante existan investigadores que le busquen aplicación y
réditos económicos a la ciencia. Lamentablemente, nuestros políticos no leyeron
nunca la historia de Brock y Mullis, y a veces quieren que uno salga al mar y
vuelva con algo que da dinero”. Vamos a describir los genes en estas aguas. Si
alguno de los genes, o de las funciones de los microorganismos tiene
aplicabilidad, mucho mejor. Pero nuestra pregunta es: “¿Quién vive ahí? ¿qué
capacidades metabólicas tiene? ¿y qué función ecológica tiene?”
Aunque el trabajo a bordo es duro, todo
esfuerzo se ve recompensado cuando al alzar la vista ves un inmenso mar bajo un
cielo estrellado donde poder compartir confidencias con aquellos que lo disfrutan
igual que tú. Y es que sin duda aquí, la vida es sueño.
Y por supuesto: Alá Madriiid
Marina
Tomy (madre de Marina): Enhorabuena a todos por el blog. LO HE SEGUIDO CON MUCHO INTERÉS. LA IRONÍA Y EL SENTIDO DEL HUMOR se palpa eN EL AMBIENTE, AL MARGEN DEL TRABAJO. Marina por fin te veo agarrada al Sarmiento en altamar. A esperar los dulces frutos del saber.
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